01 marzo 2012

La conquista de Cornellà

Ahora, que he recuperado la voz y que mi cerebro ha tenido el tiempo necesario para procesar lo acontecido, toca relatar y revivir la victoria en Cornellà...

RCD Espanyol 1 - LEVANTE UD 2

El trayecto a Barcelona era muy agradable con mis padrinos: risas, cánticos, música de Lliure y el paisaje de montañas y el mediterráneo. Lo más notable ocurrió a la salida de la carretera una vez llegados a Barcelona. Nada más salir de la carretera, yo señalé al hotel con la voz y el dedo, Sant Just. Había visto una foto en la web y la reconocía cuando lo vi. Mis padrinos no me hicieron caso. "Tonto americano..." habrán pensado "Su primera vez en Barcelona y nos va a enseñar la ciudad..." Mi padrino me explicó, "No, es que buscamos NH..." Yo pensaba que a lo mejor estaban buscando parking... En fin, pasamos por varias rotundas hasta que yo les avisé de nuevo que el hotel ya lo había señalado medio kilómetro atrás. Ahora, no los dejo olvidarlo...
Esperábamos en el hotel para ver bajar a los jugadores para la comida. Estaban tan concentrados, tan serios que no los quería molestar. Me transmitían mucha confianza de cara al partido aquella noche. Nosotros fuimos por la ciudad a ver las ramblas y también vimos al estadio. Luego, volvimos al hotel para iniciar el pre-partido. Allí conocí a Pedro Catalán y a Ernesto Dominguez (véase foto a la izquierda), una leyenda viva del levantinismo. Eran los dos muy simpáticos y personales conmigo, me impresionaba el trato que me dieron, dado que soy un mero aficionado pero así es el Levante, esto lo he notado con todos. Somos humildes. 
Quico Catalán, el presidente del club, y Alberto Gil también hablaron conmigo y allí en el vestidor del hotel me invitaron a vivir el partido en el palco. Habría sido un gran honor. Representar al Levante al lado de unos auténticos señores como son las personas ya nombradas. Pero al otro lado me dijeron que tendría que tapar la camiseta que llevaba o cambiar de ropa, y claro tampoco podía llevar la bufanda del Levante. Ya sabía que tampoco podría celebrar los goles porque esto reflejaría mal al Levante y la tradición. En fin, no podía hacerlo. Con todo el respeto y agradecimiento, venir desde 8,000 kilómetros para sentarme tranquilo y callado habría sido una prisión. Tenía tantas ganas de apoyar al equipo y vivir el partido. Mirando atrás, no tengo ni idea cómo habría cumplido con las normas tradicionales dado lo que sucedería en el terreno de juego. Seguramente no habría podido contenerme. 

Tocaba vivir el partido en el rincón visitante en una sección más elevada respecto al terreno de juego. En la sección visitante, sólo venían unos granotas de Barcelona. Se notaba mucho la crisis. Ojalá los clubes facilitaran más los desplazamientos de aficiones visitantes con la venta de entradas baratas, sobre todo entre clubes amigos. El fútbol sin afición carece de grandeza.
El partido empezó. Lo vivía intensamente. La afición local apretaba mucho. Cada empujón o tropezón era una falta y una amarilla. La afición local presionaba al árbitro mucho con sus pitos y reclamos a todo. Parecía que la grada pitaba el partido. Era un sufrimiento. Tenía que aguantarlo, sabiendo que mis gritos y reclamos no llegarían (de todas formas, grité y reclamé bastante). "Si aguantamos los primeros 15-20 minutos...", le decía a mi padrino. Pasaron los minutos. Llegó la ocasión... El pase de Barkero se va de Koné y cae perfectamente en la trayectoria de Valdo, su característico toque suave y un tiro pegado al poste que besa la red de Casilla. Di saltos, junto a mis padrinos, incluso llegué a levantar mi madrina. Enseñaba la bufanda al aire mientras cantábamos "Vamos mi Levante". Ya teníamos el gol, ahora tocaba cerrar líneas y defender, aguantar... ¡Que buenos son los nuestros y orgulloso soy de ellos! Destruían el juego del Espanyol una y otra vez. Les veía tan fuertes, tan concentrados, tan metidos en el partido. Veía la salida final de la racha negativa. Llegó el descanso con 0-1 en el marcador con gol de Valdo, precisamente el resultado que había predicho en Sin Tregua la noche anterior (y sin haberlo pensado demasiado). Estaba tan contento y a la vez sufriendo. Quedaban 45 minutos de aguantar y esta vez defenderíamos la portería justo en frente de los Ultras del Espanyol.

De la segunda parte, destacan los goles. El 1-1 era una injusticia. Era el único tiro a puerta del Espanyol en todo el partido. Obviamente, Cornellà se despertó y vino arriba. Parecía que íbamos a sufrir. Yo tenía claro que hasta un punto sería importante, algo más para la permanencia, un punto importante para romper la racha. Intentaba convencerme de esto y contentarme con el empate pero no pudo de todo. El empate dejaba un mal sabor de poco. Nosotros habíamos hecho los méritos para ganar y merecimos ganar...

Gracias a Dios, Rubén Suarez juega en el Levante. Parecía que su entrada al partido se produjo demasiado tarde y, sin embargo, entró en el momento perfecto (Muy bien, JIM). Nos aporta toque y control y a lo mejor el último pase. Todas las cosas que necesitábamos para volver a ponernos adelante. Ah, y también nos aporta golazos de falta...

Oscar Serrano es derribado cerca de la área grande pero en una posición que no facilita el tiro directo. Farinós se acerca pero Rubén le manda a coger amapolas. Joder... ¡Va a intentarlo! "

¡Tú puedes, Rubén, tú puedes!" le animaba mi madrina. Yo también estaba convencido porque la situación me recordaba aquel tiro ante el Cartagena de una posición muy similar y que aunque no entró, por milagro, Robusté terminó mandando la pelota adentro. ¡¡¡VAMOS, RUBÉN!!! No respiraba durante un tiempo a la espera del tiro.... y GOOOOOOOOOOOOLLLLLLLL!!!!!!!!!!!!!! ¡¡¡VAMOS!!! Empezaba a dar saltos y a gritar como un loco. ¡HABÍA ENTRADO! No lo podía creer. Parecía que iba fuera pero entró ante la mirada fija y indefensa del portero contrario. No podía contenerme. Los 90 minutos de tensión y sufrimiento se convirtieron en una celebración eufórica. Cantamos un victorioso "Vamos mi Levante". El Estadio Cornellà-El Prat se vació.

La victoria estaba tan cerca pero parecía que nos separaba una eternidad. Me gustaría ver una retransmisión del partido para asegurarme de que no pasó una barbaridad de tiempo en el descuento, porque me parecía que pasaban una eternidad. Dentro de poco, y con todo el convencimiento, me pareció que ya habían acabado los minutos añadidos. "¡PITA YA, ÁRBITRO!" exclamé con todas mis fuerzas. Cornellà era una tumba ya. Después de sufrir por 90 minutos, escuchando sus pitos y reclamos al árbitro, después de verles condicionar al árbitro durante todo el partido, por fin era mi turno. "¡PITA YA, PITA YA¡PITA YA, ÁRBITRO! ¡¡PITA YA!!". Tenía que haberlo gritado unas 20 veces. Medio Cornellà se dio la vuelta y miró arriba para mandarme a callar. No le hizo caso. Seguía gritando como un auténtico loco. "¡PITA YA ÁRBITRO!" ¡¡¡POR FIN, EL ÁRBITRO ME HIZO CASO Y PITÓ EL FINAL!!! Ya podía celebrar con tranquilidad el logro impresionante de los nuestros. Después de la piña del equipo, algunos jugadores se acercaron a nuestra sección. Algunos, como los medios no sabían que estábamos allí. Estanis y Ballesteros eran los únicos que nos vieron. Nos saludaron y nos aplaudieron. ¡Que grandes!

Aquella noche sentía una alegría incontenible. Ni el hecho de que el autobús salió en la dirección opuesta (sin pasar por donde les esperábamos para despedirles) podía acabar con la alegría. Volvimos al hotel para pasar la noche y no sé cómo logré dormir después de todo lo que había vivido, quizás fue la tranquilidad de que el Levante estuviera en puestos de Champions de nuevo. De todas formas, el descanso me venía muy bien porque el próximo día tocaba levantarnos pronto para volver al Nazaret a las 12:00 y animar a las chicas, quienes, por cierto, nos dieron una prolongación de la alegría de la noche anterior. ¡Que grandes sois! 2-1 al Málaga con un remate de corner en la última jugada.



¡Gracias Levante por darnos una alegría tan profunda y el perfecto fin de semana!

1 comentario:

  1. que crack! con tu llegada volvio el buen equipo pese al tropiezo contra el rayo! ojasla puedas volver pronto y ver al levante muchos años en primera. USA es granota!

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