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04 agosto 2014

Un marinero republicano vuelve a su tierra (agosto del 78)

En enero de 2013, logré contactar con la sobrina de la última esposa de mi abuelo que reside cerca de Cleveland, Ohio. Ella conservaba un cajón con muchos recuerdos de mi abuelo, documentos vitales, su cartera, unos obsequios y una bolsa con fotos de polaroid. La sobrina regaló a mí todos estos recuerdos y el tesoro más sagrado, las cenizas de mi abuelo. En esta nueva entrada de blog me gustaría centrarme en unas fotos que forman parte de aquella colección. Documentan el viaje de regreso de mi abuelo en agosto de 1978.

Un marinero republicano vuelve a su tierra

El iaio allá en el centro de València
Nos remontamos a agosto del año 1978, hacía casi tres años de la muerte del dictador. Aquel diciembre del mismo año fue ratificada la llamada "Constitución de 1978". Seguían siendo tiempos inestables en los inicios de la transición pero era el momento idóneo para un marinero, que no contaba con ninguna fuente de juventud, de regresar a su tierra y buscar, en la medida de lo posible, sus orígenes. Cumplió 72 años aquel julio. Había sacado el pasaporte en marzo de 1977 y sus páginas no llevarían sellos más allá de aquellos procedentes del agosto del 78. Sería el último viaje del marinero tan viajado.

Después de tener que aguantar una dictadura en el extranjero durante casi cuarenta años, tendría ganas de saborear una paella valenciana, de buscar huellas de su familia y sus antepasados, de navegar el mar mediterráneo, ver una corrida de toros, viajar libremente por las grandes ciudades de su país, y sobre todo descubrir a su pasado, descubrirse a sí mismo.
Era el momento idóneo para un marinero, que no contaba con ninguna fuente de juventud, de regresar a su tierra y buscar, en la medida de lo posible, sus orígenes.
Eso sí, la España que dejó, después de sufrir y sobrevivir un campo de concentración en la Guerra Civil (San Pedro de la Cardeña), no tenía nada que ver con la España que le recibió. En aquel España de 1978, era huérfano. Su padre murió allá por los 20 en plena adolescencia de mi abuelo, mientras que su madre falleció 6 años antes de la vuelta de su hijo. Ella había intentado cambiar València por Cleveland allá por los 50, sin demasiada fortuna. Vino a vivir en el nuevo mundo pero no pudo acomodarse y volvió a València. De sus hermanos no queda ni rastro para este humilde investigador y parece claro que así era para mi abuelo también. Llegó mi abuelo en busca de una linea familiar por todas intenciones casi extinguida. No tengo claro que tuviera contacto alguno con alguien de su familia en aquel entonces cuando volvió. Con lo cual lo único que podía hacer era, cómo haría su nieto unos 40 años más tarde, ir a València y rastrear por su familia. Al final, como su nieto, tendría suerte y encontraría una linda familia suya. Seguimos el trayecto del último viaje de mi abuelo.

Madrid - Llegada a Barajas el 4 de agosto
Llegó con su esposa, Shirley, a Barajas el primer viernes de agosto procedente de Nueva York. Más allá del sello de "entrada" no hay más huella de su paso por la capital española. Las fotografías del viaje no plasman ninguna escena madrileña y no se puede marcar la duración de su estancia en Madrid.

València 
Es en su València, tierra donde vivió en su juventud, donde inician las fotografías y nos iluminan días más divertidos. Presencia una corrida de toros en la plaza de toros de la ciudad. Hay muchas escenas de la corrida y de mi abuelo con el escenario, además una foto (véase introducción) en el centro de la ciudad. De hecho en términos fotográficos sería, junto a su reunión familiar en Picassent, lo más destacado del viaje.


Picassent
Curiosamente es en Picassent donde toman lugar la gran mayoría de las fotos, y con razón, al verse reunido con sus primas de Picasent. El abuelo quiso recordar este reencuentro para el resto de la vida, seguramente sabiendo que sería el último encuentro.

En un principio, puse estas fotos aquí en el blog para ver si lograra contactar con miembros de la familia de las primas, ya que varios de los presentes son muy jóvenes. No era tarea fácil ya que no podíamos localizar muy bien el lugar donde se tomaron las fotos. Aunque mi padrino Joan tenía el gran acierto de pensar que a lo mejor se trataba de Picassent, de donde procedía mi bisabuelo Salvador Sanchis García. Luego, una levantinista Lía, que era de Picassent les identificó como "vecinos" de sus padres. Gracias a Lía pudimos contactar con mis familiares.

Junto a la corrida en Valencia, las fotos familiares forman la mayor parte de esta colección fotográfica.

Una de sus familiares, que Dios le bendiga, sigue viva y nos relató en 2013 la experiencia de la aparición de mi abuelo. Nos contó que mi abuelo se presentó un día allí en Picassent preguntando por los Sanchis de Picassent y vino a la casa de sus familiares y les invitó a hacer un torrao. Pagó la comida y los jóvenes llevaron el bonito recuerdo de ir corriendo al mercado para comprar la carne.

Hay fotos de la familia en un patio y también al lado de una piscina.

También, hicieron una visita a L'Ermita de Picassent.

Hace poco más de un año en 2013 pude visitar a Picassent, L'Ermita y también a la familia de mi abuelo.

De València a Barcelona: Trayecto en barco 
Un edificio histórico sin determinar
Vicent había planeado bien este tour de España que incluyó un trayecto en barco desde València a Barcelona. Según mi abuela, la ilusión de navegar de nuevo el Mediterráneo venía de tiempo atrás. La abuela afirmaba que en la estancia de recién casados en Connecticut se barajó la idea de cruzar el charco con València como destino. Le debió de llenar de ilusión desembarcar desde el puerto de València y travesar una vez más las olas del Mediterráneo.
¿Puerto de Barcelona?

Durante el trayecto tiene su cámara de fotos presente. Documenta unos tres fotos de un edificio histórico sin determinar pero al parecer debe ser algún castillo o base militar. Además, captura imágenes de otros barcos como es el caso de un crucero posiblemente ya en el puerto de Barcelona. Sería su último encuentro con el Mediterráneo.

Barcelona 
Monumento a Colón
La réplica de la Santa María
Una vez en Barcelona siguió con temas marineros. Hay ocho fotos de la réplica de la Santa María y sus entrañas, más tres fotos del Monumento a Colón sacadas desde la ventana de un automóvil. Las fotos demuestran un interés claro en la historia marinera. En ninguna de las fotos sale el protagonista de este viaje ni tampoco su acompañante. Todas las fotos son o del monumento o de la Santa María.

Salida a Nueva York el 27 de agosto
Sello en Nueva York
El pasaporte y las fotos documentan que la última parada en este último viaje era Barcelona.

Después de pasar unos días allá en la capital de Catalunya, se lanzó de nuevo a Estados Unidos con destino Nueva York, como 55 años antes, pero esta vez en avión, poniendo punto final a su último viaje como mortal.

Nunca más llegaría a pisar tierras españolas ni a usar su pasaporte, que se expiró en el 82, en otros países.

07 enero 2014

"Little Spain" en NYC (RTVE)

22 agosto 2013

En busca de El Cabanyal en Nueva York

"Él quería estar más cerca del agua... por eso fuimos. No sé si se planteaba cruzar el Atlántico para volver a su país pero imagino que le atraía."
-Mi abuela, 
explicándome una etapa desconocida de su matrimonio con mi abuelo


¿El Cabanyal de Nueva York?

Cuando una persona tiene los raíces en dos sitios, el corazón dividido y la mente muchas veces en otra parte, es imposible no hacer comparaciones entre dos amores, dos orillas. Te da un aliento buscar similitudes y pensar que algo te recuerda del otro lado. Como mi abuelo, parece que estoy destinado a vivir entre dos orillas, entre Ohio y El Cabanyal y, por lo tanto, no puedo evitar hacer comparaciones. Imagino que sería lo mismo para mi abuelo. Mi abuelo, que tuvo que abondar su Cabanyal de niñez, podría haber encontrado su par al otro lado del charco, en City Island (La isla de la ciudad) un barrio de Bronkx, Nueva York.

Mi abuela tomando las riendas, con mi abuelo atento
Memoria Recuperada

En unas conversaciones recientes con mi abuela Ruth, pudimos juntos recordar un pasado lejano en los primeros años de su matrimonio con mi abuelo Vicente Sanchis Amades. Entramos en una vía de información nueva sobre mi abuelo. Apenas habíamos hablado de aquella estancia algo rara e inexplicada, cuando mis abuelos, recién casados, decidieron comprar un barco y desembarcar desde Cleveland, Ohio hacia el este de Estados Unidos, precisamente a Nueva York y Connecticut. Intenté con mis preguntas ayudarle a recordar aquellos años y su memoria no falló.

"Él quería estar cerca del agua. Por eso nos fuimos." Así de claro me lo explica mi abuela. Sus memorias esporádicas pintan una escena de una vida feliz y a la vez estresante.

Con el barco, el "Ripple III", partieron desde Cleveland rumbo a Nueva York. Tardaron casi un mes en llegar. Una vez allí, me parece que se establecieron en Bridgeport, aunque es difícil de saber porque parece que vivieron en el barco durante etapas en esta estancia en la región de Nueva Inglaterra. Lo cierto es que hay tres sitios que destacan en esta etapa: City Island, Bridgeport y Stamford.

City Island al suroeste (hacia Manhattan), Stamford donde encontré un domicilio en un registro local y Bridgeport de donde se acuerda mi abuela como el sitio donde residían.
City Island
City Island en la época de los 50
Todo indica que las experiencias de mi abuelo con el mar y los barcos, parte de sus genes cabanyaleras sin duda alguna, no terminaron con su llegada a Nueva York sobre el Cabo Espartel II el 5 de marzo de 1923. Veintitrés años después de su llegada, se casó con mi abuela en Cleveland en marzo de 1946. Pasados dos años, el Ripple III figura en el censo de barcos mercantiles de los Estados Unidos al lado de su dueño y capitán Vincent Arlen (alias de mi abuelo en EE.UU.). Sería entonces cuando se van a Nueva York

Por su condición de marinero cabanyalero, mi abuelo pronto destaca y coge un cargo alto en el club marítimo el "Stuyvesant Yatcht Club", uno de las organizaciones de marineros más antiguas y prestigiosas de Nueva York (su historia data a los años 1880). Estoy a la espera de confirmar esta historia con alguna comunicación oficial por parte del Stuyvesant pero afirma mi abuela que Vicente estuvo "a cargo" del club, como dirigente o director. El Stuyvesant es sinónimo de City Island.
El Cabanyal

La Isla de la Ciudad tiene sus similitudes con El Cabanyal de Valencia. La isla, al extremo sur del barrio de los Bronx, solamente se conecta con la ciudad por un único acceso, una puente al norte. Desconectado de la ciudad física y culturalmente, defiende otro estilo de vida, más tranquila. Además, City Island se conoce por su tradición marinera.

Es curioso, City Island también está viviendo un proceso de reconocimiento cultural y artístico, al igual que El Cabanyal. City Island tiene su propia película con Andy García interpretando el rol, curiosamente, de "Vicente", un city-islandero.
Una foto de la parte trasera del Ripple III

"Para el marinero, el mar
Para el pescador, la pesca.
Para el introspectivo, la introspección."
Cita de otra película "Love is all there is" cuya rodaje se realizó en City Island en Nueva York





El Connecticut de los Valencianos
En mis investigaciones encontré una histórica población de españoles, y sobre todo valencianos, en el estado pequeño de Connecticut donde se encuentra las otras dos ciudades de interés en esta historia, Bridgeport y Stamford. Se ha llegado a decir algunos que Connecticut es el estado más valenciano de Estados Unidos. Hoy en día hay un grupo formado, y apoyado por el gobierno valenciano, para los antecedentes de ese grupo de inmigrantes. El grupo se llama la "Spanish-American Cultural Club" o simplemente "Casa Valencia España" y se empeña en expresar la cultura valenciana allá en Connecticut. Establecido en los 30 cuando un grupo de valencianos, sobre todo alicantinos, emigra a esta zona.

 Mi abuela se acuerda de Bridgeport y he podido encontrar que tenían registrado un apartamento en Stamford en los años 1949 y 1950. Son años felices y estresantes para el matrimonio. Mi abuela se acuerda de cenas de pizza (la pizza empezó a ganar su sitio en la cocina americana, es la primera vez que la come mi abuela) con un grupo de españoles (posiblemente valencianos) en un bar  y que todos se pusieron de pie para pegar un grito, no determinado, en español. Vicente trabajaba con los barcos y en el Stuyvesant y Ruth trabajaba en una pastelería. Cuando había reunión de la Stuyvesant, Ruth haría unas tartas para degustar. Más de sesenta años más tarde, mi abuela aún recuerda estas cosas y afirma que fue la época en la que más amigos tenían y que eran inmigrantes también en su mayoría. Sin duda, uno supondría que eran un grupo de valencianos también.
El Ripple III  atasca en unas rocas debido a un corriente de mar

Mi abuela puso fin a la época en Connecticut/Nueva York citando dos razones: un episodio traumático donde el Ripple III se atascó y luego que el barco empezó a verse convertido en un pequeño burdel. Comenta que empezaron a alquilar cuartos del barco para ganar dinero y algunos hombre empezaron a venir con otras mujeres que no eran las suyas. Enfadada, mi abuela Ruth le dejó a Vicente en Connecticut y volvió a Cleveland. Vicente decide seguirle y vende el barco, dejando atrás una aventura cabanyalera.

En busca de El Cabanyal en Nueva York
A mí me queda claro que mi abuelo, nostálgico por su Cabanyal, quiso acercarse un poco más a ello y a la vez encontrar un sitio similar en esta zona. Tendría que tener constancia de la colonia de valencianos allá en Connecticut. Con casi toda seguridad fue bastante calculada esta decisión de comprar un barco y irse al este. Puedo simpatizar con su maniobra. Creo que fue su forma de recuperar su identidad marinera. Si es cierto que formó parte de un grupo de valencianos en el extranjero allí, sería significaría recuperar la cultura valenciana. Aunque "recuperar" no sea la mejor palabra para describir lo que siempre tuvo adentro, encerrado, pero vivo.




05 marzo 2013

5 de marzo de 1923

Desde que hice el trayecto "Ohio al Cabanyal" la primavera pasada, parece que todas mis investigaciones me salen de maravilla. Donde antes me costaba tiempo interminable para que fructificara una pista decente por el camino de las investigaciones, ahora parece que las pistas me buscan a mí. Pronto habrán novedades muy importantes aquí en mi blog. Hoy toca reconocer un aniversario especial... 

Al extemo izquierdo, está mi abuelo.  Desconozco el barco y la fecha precisa de esta foto,
así que no puedo asegurar que coincide con los hechos que voy a relatar aquí.
Sin embargo, mi abuelo es bastante jovencito en esta foto y creo que sería más o menos de la época en cuestión
Mi abuelo llega a Nueva York
Hoy, el 5 de marzo de 2013, curiosamente la fecha de mi cumpleaños, hace 90 años desde que mi abuelo llegó a Nueva York, pisando por primera vez suelo estadounidense, imagino que lleno de ilusión y nervios al iniciar una vida completamente nueva en el nuevo continente.

El Cabanyal (en los 20)
Juro haber intentado en muchas ocasiones encontrar la fecha de llegada de mi abuelo, Vicente Sanchis Amades, a Estados Unidos. Siempre se me escapó pero de repente este pasado enero lo pude descubrir. Tenía claro, más por intuición y la ley de la probabilidad que otra cosa, que en su momento mi abuelo tuvo que haber entrado en Estados Unidos por el puerto de Nueva York. Por fin, tengo las pruebas para poder afirmarlo. La fecha es una confirmación más de que mi abuelo ya había pasado una época en los Estados Unidos antes de volver a España durante la Guerra Civil Española como brigadista internacional.

El "Galley Boy" del Cabo Espartell II
Cabo Espartel II
Mi iaio llegó un 5 de marzo de 1923 a la isla "Ellis", un sitio legendario y muy emblemático en este país de inmigrantes como es Estados Unidos. Mi iaio había sido el "galley boy" (mozo de cabina) del barco transatlántico el Cabo Espartel II. Habría emprendido el viaje transatlántico, atravesando el mar, el 9 de febrero de aquel año. Aquel día, el SS Cabo Espartel de la compañía Ybarra salió del puerto de Sevilla rumbo a Nueva York. Según el archivo de Elis Island, mi iaio estaba trabajando en este barco desde el 19 de enero de aquel año. Con casi toda seguridad, hizo de mozo de cabina para poder pagar el viaje transatlántico porque una vez allí, entró en los EE.UU. El Cabanyal de su niñez se quedó atrás, en el retrovisor.

Un recuerdo familiar podría situarle a mi abuelo en Sevilla
Curiosamente, de lo poco que se acuerda mi madre de su padre, siempre cuenta que había sido vendido a un grupo de gitanos como trabajador y, según esa leyenda familiar, que era un poco el negocio familiar. Su hermano le vendió a los gitanos y luego esperaban que el hermano menor Vicente escaparía. Es imposible de dar pruebas a esa historia del que yo antes no lo tomaba muy en serio. Sin embargo, esa historia podría situarle a mi iaio precisamente en Sevilla en 1923. También podría explicar por qué quiso emprender una nueva vida en Estados Unidos, además de su espíritu aventurero, podría empujarle más la necesidad de escapar de sus captores.

Con tan sólo 16 años...
Como bien saben los que me han acompañado en este lindo camino de auto-descubrimiento, han habido muchas curiosidades y ocurrencias sobrenaturales. En 1923, cuando mi iaio cruce por primera vez el Atlántico, dirección Estados Unidos, cuenta con tan sólo 16 años. En 2006, cuando su nieto, yo, vuela sobre el Atlántico por primera vez, dirección España, cuenta con tan sólo 16 años.

El destino hizo que realizamos viajes completamente inversos con la misma edad, una edad curiosa porque es la plenitud de la adolescencia cuando uno empieza a madurar de verdad, tanto físicamente como mentalmente. Nuestros cerebros estaban en plena formación y ese espíritu nuestro de aventurero y el hecho de que nos abrimos al mundo en muchos sentidos, a probar otro estilo de vida, otra cultura diferente de la que conocimos antes, resultó muy impactante. Para mí, me cambió la vida y el rumbo que llevaba completamente. Marcó un claro antes y después en mi vida y creo que estaré hablando de aquel momento, aquel cambio radical, el resto de mi vida como igualmente mi abuelo me podría hablar de cómo el rumbo de su vida tomó un giro irreversible en su día.

¿Soy la reencarnación de mi abuelo?
Todo lo que estoy viviendo me lleva a creer mucho esta frase. En  muchos sentidos, pienso y siento que soy la reencarnación de mi iaio, destinado a seguirle, conectado a él por siempre. Voy recuperando su memoria y voy haciéndolo al protagonizar muchas veces el inverso de lo que le pasó a mi iaio en su día... Él tuvo que abandonar El Cabanyal por Ohio, yo lo encuentro a El Cabanyal desde Ohio. Le roban el pasaporte español en España, yo recibo mi pasaporte español en Estados Unidos. Tiene que renunciar la nacionalidad española, yo la consigo. Y, sobre todo, mi iaio perdió un poco, tuvo que perder, sus raíces valencianas, su identidad propia y yo me empeño en recuperlas con toda mi alma.

¡Visca El Cabanyal! 
¡Visca el meu iaio!