"Granotes treient els passaports!
Mola dir on tour sense oblidar d'on hem vingut."
Como bien anunciaba el cantautor llevantiniste Xavier Copado "Lliure" en su canço "Mola dir On Tour (Europa)" (haz click para descarga) con todo el júbilo de ver clasificado a nuestro Levante U.D....Ya era momento de que los levantinistas sacáramos los pasaportes para poder viajar libremente por la zona europea a seguir a nuestro honrado Levante europeo con desplazamientos europeos. Yo no quise faltar, a pesar de que es imposible que yo pueda formar parte de algún desplazamiento europeo por el trabajo y la lejanía. Ahora con la nacionalidad española, quería sacar el pasaporte para poder entrar en el país, ya en menos de 120 días lo haré por segunda vez como ciudadano pero primera vez con la documentación oficial. Será un sueño cumplido porque siempre en mis anteriores viajes he sentido cierta vergüenza al entrar como extranjero en un lugar que yo consideraba como mi país. Al presentarme a mi cita para poder solicitar el pasaporte español en las oficinas del Consulado Español en Chicago, me acordaron los allí presentes que muchos me seguirán viendo con desprecio y como extranjero y no dudarán en faltarme el respeto.
Nada más llegar fuimos mi novia y yo objetos de miradas extrañas. Allí esperamos sin saltar la cola establecida ni faltar el respecto a nadie. Lo opuesto lo harían los demás. Después de pasar una hora allí esperando, empiezan a llegar algunos con citas posteriores a la mía. Al verme en la cola para "Ciudadanos" empiezan a comentarlo a mi espalda pero en plena vista de mi novia que estaba sentada y tampoco lejos de mis oídos. "¿Y éste quién es?" "¿Que no se entera que ésta no es su cola?" "Típico americano".
Viene la llamada para personas con citas para solicitar "visados". Cuando no contesto la llamada, y una vez más detrás de mi espalda (mi novia ya cabreada me informaría después), empiezan a intercambiar caritas entre ellos respecto a mí. Cuando por fin llega la llamada para que viniera "el próximo", mi novia me contó que levantaron sus hombros y manos como si fuera una protesta en contra de mi presencia en la cola de ciudadanos. Yo esperaba que allí terminarían de faltarme el respeto pero sólo era el inicio.
Al llegar a la ventanilla, la señora me pregunta en inglés si lo que realmente quisiera era "un visado". Pues no, tenía una cita para solicitar el pasaporte ya que soy ciudadano español con todos los derechos que conlleva. Al escucharme contestar en castellano en la ventanilla ya se transforman las caritas detrás de mí en gestos de confusión absoluta. Se estaban muriendo sus conceptos preconcebidos de lo que significaba ser español.
Pero tampoco sería el final. Al tener que rellenar formularios todos los españoles solicitando pasaportes, teníamos que volver a la ventanilla una segunda vez. Uno de los hombres que había protagonizado las caritas más extrañas, aprovechó ese momento, cuando los dos esperábamos para volver a la ventanilla, para saltarme en la línea. No lo pudimos creer. Habíamos esperado ya dos horas allí y ya sería otra media hora para completar el proceso de solícita de pasaporte. En el momento no quise montar un lío así que lo dejé que me afectara, pero sí admito que a lo largo del día me iba molestando cada vez más.
En cierto sentido ya estoy acostumbrado a estas cosas porque ya he pasado por el menosprecio de muchas personas aquí pero supongo que ésta fue la primera vez que el menosprecio me lo dieron unos españoles. Antes siempre habían sido estadounidenses no conformes con mis investigaciones y mi afirmación de querer (y luego ya de ser oficialmente) español.
Lo único que puedo hacer es seguir mi camino sin perder el tiempo con estas personas. Para ellos, nunca seré español. Pero tampoco me importa. Yo no opté a la nacionalidad para convencerles, ni para dar la razón a los que me aceptaron (y me aceptan) como español con los brazos abiertos. Fue siempre para homenajear a mis ancestros, a mi abuelo y confirmar un sentimiento que yo he llevado dentro durante una parte significativa de mi vida.