Posando en el instituto donde doy clases de español con una bandera española a mi espalda,
y con una foto de mi abuelo y mi nuevo pasaporte en la mano.
Recuperando herencia familiar
Cuando preveían sólo dos semanas de espera para la llegada de mi pasaporte por el correo, no le di crédito. Pero justo dos semanas después de mi cita en el Consulado Español de Chicago, abré el cajón de correo y allí estuvo el sobre que dejé en el Consulado el pasado 21 de enero. Es un acto simple el solicitar el pasaporte. Lo hace casi cualquier ciudadano cuando le da la gana viajar. Desde luego, el pasaporte en si, tampoco es un espectáculo. Sin embargo, todo esto ha sido muy significativo para mí y todo un logro, desde mi punto de vista, en mi lucha por recuperar la memoria de mis antepasados, sobre todo de mi abuelo.
Nos remontamos al 8 de mayo de 1938. Mi abuelo, Vicente Sanchis Amades, vuelve a pisar tierras españolas. Decidido en su postura de contestar la llamada de su país a protegerlo desde la invasión, abandona su trabajo como maestro de español, y realmente su realidad y todo lo que le pertenecía en aquellos momentos, para cruzar el océano atlántico y convertirse en soldado republicano. Alista como miembro de las Brigadas Internacionales al estar viviendo en Estados Unidos cuando empieza la guerra. Seguramente tuvo muchas cosas en la cabeza en aquel momento. Su país envuelto en guerra, separado de sus familiares, a lo mejor habiendo perdido un familiar en la guerra.
Aquel 8 de mayo de 1938, resulta que se le llevan, o mejor dicho le roban, el pasaporte español a mi abuelo. Mi abuelo seguramente no fue el único ya que hay publicaciones que indican que a varios brigadistas internacionales les pasó lo mismo. Tenían que volver sin papeles ni documentos a sus respectivos países si es que lograran volver. Al menos un historiador atribuye los robos de pasaporte a los soviéticos, que supuestamente los querían para que sus espías los emplearan por el mundo.
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TRADUCCIÓN: ¿Puede usted volver a su país? Sí
Si no, apunta las razones. Vine a España con un pasaporte español que fue llevado de mí al entrar en España |
Se ve en este fragmento de su archivo de brigadista internacional que tenía dudas sobre su futuro inmediato. Obviamente, responder a la pregunta "¿Puede usted volver a su país?" era un poco ilógico ya que ya había vuelto a, y estaba en, su país. Todavía no había conseguido la ciudadanía estadounidense y seguía siendo español legalmente. También dice mucho que responde a la segunda pregunta a pesar de haber dicho "Sí" a la anterior. Luego, afirma que no sabe cómo solucionar el tema en el caso de tener que abandonar a España de nuevo.
Por otra parte, es más que posible que, estando aquí hoy en día, mi abuelo no estaría acusando aquel robo de su pasaporte porque puede también que le salvó la vida.
Con casi toda seguridad, los fascistas habrían matado enseguida a mi abuelo cuando fue capturado entre marzo y abril de 1939 si tuviera en su bolsillo un pasaporte español. Y si no, cuando fue prisionero en San Pedro de la Cardeña, le habrían fusilado allí. Mi abuelo tenía que haber poseído un don muy especial de listo e inteligente, pura ingeniería cabanyalera, para evitar que descubrieran su españolidad en San Pedro de la Cardeña, un campo de concentración de infamia y donde se sufrió opresión y castigo que no tiene nombre. Ojalá supiera cómo sobrevivió aquello para volver relativamente sano y salvo al extranjero después de la guerra. Sigue siendo todo un misterio.
Ahora, 75 años después de aquel 8 de mayo de 1938 cuando mi abuelo vio por última vez su pasaporte español en su vuelta a España, su nieto lo recupera y vuelve, justo 75 años después, en mayo de 2013 como ciudadano de su país, con la piel de gallina, algunas lágrimas en los ojos y el pasaporte español en la mano...