22 noviembre 2014

Fontana: "Son de Mar" de Manuel Vicent

En "Fontana", una nueva sección en el blog, quiero acercarme a la vida de mi abuelo y su memoria mediante fuentes artísticas e históricas. No pretendo que estas entradas sean necesariamente críticas o reseñas sino reflexions sobre las obras literarias que leo y las películas y documentales que veo que de alguna manera conectan con la vida de mi abuelo, mis investigaciones y mi continua búsqueda de mis orígenes y de mayor conocimiento ancestral. 


Foto de escritores.org

Son de Mar de Manuel Vicent

¡Qué gozada de libro! Primero, tengo que agradecerle públicamente a mi compatriota, si no me equivoco por las dos nacionalidades, José Francisco Marí que en una cena en noviembre del año pasado me trajera este gran libro, obra del escritor valenciano Manuel Vicent. Tengo que admitir que pasó mucho tiempo pasando de mi escritorio a mesa y noches encima de la mesilla en mi apartamento sin que le prestara merecida atención. El invierno pasado me atraía a otras páginas. Pero una vez que realmente me senté para leer este libro, ganó mi respecto y mi interés, y se convirtió en uno de aquellos mágicos libros que te fascinan y no te permiten soltarlos.

Creo que la causa para que terminara gustándome tanto fue la escritura de Vicent y sobre todo una conexión e identificación con su personaje principal Ulises, un joven profesor que se obsesiona con lo náutico, sobre todo historias de los marineros de su pueblo y las grandes leyendas griegas como su homónimo. Me sentí identificado a él por eso. Cuánto más voy indagando en la historia de mi abuelo, más me acerco al mar, al agua y a los marineros. Como en el caso de Ulises, esa obsesión no es lógico siendo hombre de letras...
"Vivía en un estudio alquilado del barrio de pescadores que usaba sólo para estudiar y dormir. Después de las clases en el Instituto le gustaba sentarse frente al puerto a leer, a mirar simplemente el trajín de los transbordadores. También solía caminar a la deriva por los muelles contemplando popas de distintas embarcaciones atracadas y cada una de ellas le hacía soñar de forma distinta... raro era el día que no llegara con un libro en la mano"
Y cómo no, sus frustraciones con sus estudiantes y la vida del profesorado también me llamaron la atención...
"...no se sabe quiénes contaban cosas más alucinantes si los marineros al pie de barra o los estudiantes en los ejercicios escritos, dos mitologías llenas de mentiras, pero una cosa era cierta: Ulises Adsuara se sentía cada día más atraído por el mundo de los marineros reales y por las historias que contaban otros desechos humanos en el puerto; "
Cuando se enamora el chico, no puede otra cosa que salir al mar, en busca de aventuras. Cuando vuelve, sufre lo inhumano por mantener relaciones con su mujer, quien se había vuelto a casar con un hombre poderoso. Su historia de amor tan trágica como silenciosa, igual nos sirve de lección ya que entre los dos no se intercambió "Ni una sola palabra de amor."

Otro detalle del libro que igual me sirve en un futuro es el efecto que produce el rodaje de una película en el pueblo marinero. La mujer de Ulises, Mariana, y otro personaje Jorgito, sufren a causa de su aparición en la película. Sus trastornos y obsesiones con el cruce fugaz de la cultura norteamericana son bastante interesantes, y en general este cruce sigue muy presente en la conciencia colectiva del pueblo.


DBS

01 noviembre 2014

How do you win?


My school had never won a JV2 Championship. The closest any team had gotten was the 2007 team that made it all the way to the final, but lost.  Needless to say there has been a culture of losing. In fact, after one poor performance, I had to ask the team: How do you win? and I asked them over and over again until one player said "Hard Work". It became our motto and our mantra.

The Day We Hit Rock Bottom

On the 24th of September, we hit rock bottom. A team that started with two wins (with record setting goal totals of 7 goals scored in each game) and two draws, had now lost four in a row in conference play. From the ashes would rise a championship team that didn't care who we were facing. We would end up beating teams that had beat us previously in the season, including two teams that had called us "Weak".

We ended the streak with our next game and first win on the road (first of many when it was all said and done). We would only lose one game the rest of the season, precisely against the team that we ended up facing in the Championship game.

In the last regular season game, we faced the fourth place team. We beat them 0-4 on their turf. Everyone looked at me with excitement and confidence. They were finally convinced of what I had told them all season: this team had no ceiling.

The Road to Glory

Cuartos de final
We had a tough road ahead of us. We started as the 7th seed due to our slump earlier in the season. In the first half of the opener we were already up 3-0. I made the decision to give some of our players who more seldomly got minutes. We ended up winning 4-2, but I stand by the decision. Those players earned those minutes and it kept them focused for the road ahead.

The very next day we had to take on the #2 seed and, at least physically, the best team in the league. We beat them on their field. We went up just before halftime and when they tied it up early in the 2nd half and their crowd reacted, we didn't give up. We scored a beautiful slow roller header and stuck out the last ten minutes for the win.
Semifinal

The semifinal was in a field destroyed by mud, rain and we would even end up playing at the end in virtual darkness. It didn't matter. We went up with a golden header from one of our shortest players who jumped at least a meter into the air. Once again, at the half, we were leading. Our opponent tied the game in an unfortunate play where several of our players could have cleared the ball, but slipped in the mud. With ten minutes to go, in a genius play, one of our strikers who had only two goals in the regular season and 5 in the tournament, launched a rocket from almost midfield. You could tell by the way the goalie turned his head, there was no stopping the shot. 1-2 and on to the Championship Final.

The Final
Heading into the Final, I was convinced we would win. I had made some tactical changes for the tournament that had me completely convinced. One was surprising for everyone. In the Quarterfinals, when we were winning 1-2, I moved our star midfielder into defense. None of the players knew he could play there. He told me later, in Spanish, "I won't let them score not even one". He was right. It didn't matter that he is one of the shortest players on the field.

We were untouchable. Yet, I had nerves in the hours leading up to the final. It wasn't fear, it was the absolute confidence of knowing we were going to be champions and the desire to celebrate the title eating me up inside. The hours before the game went by so slowly, it was painful.

As for the final itself, I think the images below speak for themselves...




Un triunfo "Made in Levante"

Hace poco más de dos meses, en una tarde vernal, a pocos días del inicio del año escolar, se celebró el último día de pruebas de acceso a los equipos de la escuela donde enseño y donde este año debutaba como entrenador de fútbol de la escuela. Los mejores jugadores fueron escogidos para el primer equipo. Casi todos estudiantes de primer año fueron designados al equipo de los de primer año, menos un afortunado que se metió en el primer equipo. De los jugadores restantes, se formó el equipo B. De ellos podría tirar el primer equipo en un momento de necesidad. De los que quedaban, se hizo el equipo C.

Históricamente, y lógicamente, son muy pocos los que llegan al primer equipo tras haber pasado por el C. Después del primer año o pasan directamente al primer equipo o pasan por el B. El C representa una tierra de nadie para una generación de futbolistas. Al principio, algunos de mis jugadores fueron objetos de bromas por estar en el "C". De unos 30 candidatos, convoqué un equipo de 25. A lo largo de la temporada, por compromisos personales, dos tenían que salir del equipo. Otros dos fueron subidos al B como refuerzos a mitad de temporada. Era un golpe perder a dos titulares pero dos jugadores vinieron del cielo para sumarse al grupo casi al mismo tiempo. No se presentaron en las pruebas iniciales así que les di unos días de prueba y en seguida se notaban las ganas y la calidad de cada uno. Al final, los 23 y yo seríamos campeones pero solamente después de recurrir un camino largo, muchas veces arduos, y que recordaremos todos para el resto de nuestras vidas.

El camino nos convirtió en palabras de los jugadores en "una familia".

Tomando apuntes en Buñol

Un club, una familia

En febrero de 2012, tuve la oportunidad de visitar las instalaciones del Levante U.D. en Buñol, Valencia. Me facilitaron acceso al preparador físico Estanis, al analista deportiva Joseda, al director de la cantera David Salavert y brevemente al grandísimo y señorial Juan Ignacio Martínez. Pude conocer desde dentro a una de las mejores Levantes de la historia, la que a la bocina sería el EuroLevante. Fue para mí la experiencia más importante para mí formación como entrenador. Aquellas personas y aquel plantel me marcaron para siempre. Fue el primer Levante que pude ver con mis propios ojos en situ. Estuve allí en el momento preciso, cuando tocamos fondo perdiendo 2 a 4 contra el Rayo en casa. Fue un Levante que supo superar todas las adversidades que se le venían encima. Era un club y una familia.

Así fue el equipo que entrené este año. Les debo mucho al cuerpo técnico del Levante de aquella mágica temporada porque era mi punto de partida, me dio mucha motivación este año. También, debo agradecer a la afición levantinista por su constante apoyo en todas mis aventuras.

Forjados en la adversidad

Al igual que el Levante, nuestro equipo compite en unas condiciones adversas. Nuestra liga es muy potente y las comunidades con las que competimos tienen mejores canteras establecidas y muchos más recursos económicos. Nuestra escuela no gana campeonatos y no son pocos los que dicen que no podemos competir en esta liga. También, sufrimos porque otras escuelas meten a jugadores bastante más formados en sus "C" porque tienen sus "A" y "B" repletos de jugadores buenos.

La última vez que el "C" nuestro llegó a la final fue en 2007. No lograron el título. En aquel entonces, solamente se podía formar una plantilla de los estudiantes de segundo año. Actualmente, se puede tirar de todos los niveles. Me dicen que nunca antes se consiguió el campeonato y, si bien no hay libros para consultar estas cosas, por lo menos podemos decir sin ninguna duda que nunca se ha conseguido en el formato actual.

Había una cultura perdedora y yo después de un mal partido les preguntaba: ¿Cómo se gana? Una y otra vez hasta que uno dijo "Trabajo duro". Se convirtió en nuestro lema y nuestra seña de identidad.

El día que tocamos fondo y la racha de intratables

El 24 de septiembre tocamos fondo. Un equipo que empezó con dos empates y dos victorias (por goleada y con record de goles en un partido 7 en cada una) había perdido su cuatro partido consecutivo. De aquellas cenizas, saldría un equipo campeón que no le importaba el rival que tuviera en frente. Acabaríamos ganándoles a equipos que nos ganaron anteriormente y además que nos llamaban a la cara  en dos ocasiones "Débiles".

Pusimos fin a aquella racha negativa con una victoria fuera (nuestra primera de la temporada) y a partir de allí solamente perderíamos un partido de los últimos nueve. La única derrota fue ante el otro instituto de nuestra ciudad. A la postre, sería nuestro rival en la final.

Llegó el último partido de liga. Teníamos en frente al cuarto clasificado. Le ganamos por goleada en su campo por 0-4 y con goles vistosos. Me miraban con estupor tanto los rivales como los míos. Todos se dieron cuenta de lo que les venía diciendo, este equipo no tenía techo.

El camino a la gloria

Cuartos de final
A causa de la mala temporada regular partimos como el séptimo clasificado en el torneo. Tendríamos

un camino complicado. Sacamos el primer partido en la primera mitad con un marcador de 3-0. Entonces, les di lo que serían para algunos sus últimos minutos con la camiseta. Recibimos dos goles y sufrimos en momentos pero salimos convencidos de nosotros mismos y los menos habituales se engancharon. Ganamos por 4 a 2 en nuestro último partido en casa.

Al día siguiente, nos enfrentamos con el segundo clasificado y físicamente el equipo más potente de la liga. Le ganamos en su campo. Nos pusimos en frente justo antes del descanso y cuando ellos remontaron al inicio de la segunda mitad, no nos rendimos. Un cabezazo lento y precioso besó la red para el 1-2 y a partir de allí aguantamos unos diez minutos de sufrimiento puro.

Semifinal
La semifinal nos llevó a un campo destrozado por el lodo. Tuvimos que jugar en el barro, con lluvia y acabaríamos acusando hasta la oscuridad. No nos importó. Sacamos provecho de un mágico cabezazo del jugador más pequeño que saltó un metro por lo menos para rematar un centro. Otra vez, entramos al descanso con ventaja 0-1. Nos remontaron en un gol con mucha suerte donde en varios momentos pudimos sacar la pelota pero resbalábamos en el lodo. Llegó la recta final de la segunda parte y en un momento de genialidad, el delantero que más en racha estaba (marcó 5 en los cuatro partidos del torneo cuando solamente había marcado dos goles en toda la temporada) lanzó un tiro lejano. Tenía que haber estado quince metros fuera de la area pero cuando vimos al portero volteándose, supimos que se metía. Un golazo en toda regla. No hubo manera de contener las emociones. Empezó la cuenta atrás para la final el siguiente día a la una.

La final

Me acuerdo del convencimiento total de que ganaríamos el partido. Había hecho algunos movimientos tácticos aquella semana que me tenían convencidísimo del resultado. Un cambio les sorprendió a todos. En cuartos de final para defender el resultado definitivo de 1 a 2, le había retrasado a nuestro mediocampista estrella a la línea defensiva. Me diría más tarde, "no les voy a dejar meter ni uno". Así fue. Dio igual que fuera bajito. Era intratable. Aun así, sufrí los nervios más tremendos el día de la final. No era miedo, era el convencimiento total de que seríamos campeones y las ganas de saborear el título me comían por dentro. Pasaban tan lentamente las horas previas. Era un calvario. 

De la final en sí, no les voy a hablar. Las imágenes hablan por sí solas...