14 marzo 2013

Del Cabanyal a Ohio (Segunda parte)


Lee la primera parte de esta historia.


Vientos de Ohio me llevan,
el destino y el corazón me arrastran

El veintinueve de enero salgo del trabajo camino de mi apartamento. Me pongo a hacer la cena después de llegar y tardo un rato en acordarme de encender el sonido del móvil. Siempre pongo el sonido del aparato en modo off cuando estoy enseñando. Veo que perdí una llamada de un número que empieza con 216. El código para Cleveland. Tenía claro que era ella, la cuñada de mi abuelo. No pude pensar en nadie más de allí que me estaría llamando. Vi que tenía un mensaje y tecleé tan rápido como pude mi contraseña. Se paró el tiempo.
"Hola... soy Kris. Escribiste una carta a mi madre sobre Vincent. Ella me dio la carta porque yo le conocí mejor que nadie. Si quieres charlar, te dejo mi número..."                                 el mensaje de la sobrina de mi abuelo
No pude otra cosa que llorar. Corrían las emociones y decidí que lo mejor era esperar a tranquilizarme para no parecerme un gilipollas al llamarla. Esperé casi una hora hasta sentirme en estado de realizar una llamada. Estuve muy nervioso en aquel momento. Su tía y mi tía habían tenido sus broncas cuando murió mi abuelo. Sin saber lo que esperaba, ni lo que vendría después, llamé.

Mi abuelo
Vicente Sanchis Amades
Muy pronto se disiparon las dudas. Le explicaba quién soy y le di un resumen corto de mis investigaciones. Me tranquilizó saber que ella también había realizado investigaciones genealógicos sobre sus antepasados y así podía entender mejor mis emociones.

Ella profesaba una admiración especial por Vicente, su tío, un hombre que siempre le impresionaba por su forma de ser. Era un hombre tranquilo, al que nadie podía hacerle perder la calma, firme pero cariñoso, e intelectual, "siempre leía" me contaba una y otra vez. Me contaba historias, de cómo él amaba a mi madre y cómo deseaba entrar de nuevo en su vida y la de mi tía después del divorcio pero no pudo. Mi abuela, sin rencor ni malas intenciones, quiso que su nuevo esposo fuera el padre de sus hijas y el abuelo de nosotros, un engaño inocente que se guardaban en secreto de mí durante gran parte de mi vida, hasta que volví de España después de mi primer viaje allí en 2006.

Hablamos durante más de dos horas, cosa que terminaría pasando fractura al pago del móvil pero no me importaba. Estuve tan fascinado con cada detalle, cada retalle de mi abuelo. "Mira, todo lo que tengo de él es tuyo. Puedes llevar lo que quieres, los documentos, las fotos, los libros,  hasta puedes tenerle a él si quieres..." ¿Cómo...? "A sus cenizas."

Perdí todo el aire en mis pulmones y se me puso la piel de gallina. Era un shock que tardaría en procesar. Se me llenan los ojos de lágrimas incluso ahora que ha pasado más de un mes. ¿Sus cenizas? No nos había dado tiempo en la conversación para hablar de su final con todo lo que nos dio para comentar su vida.

En mis investigaciones anteriores, siempre había sido un punto de interés muy importante para mí, encontrarle en el sentido literal. Yo había repasado listas de cementerios en toda nuestra región de Ohio sin suerte, sin encontrar rastro de mi abuelo. Ahora sabía por qué no se le encontraba en ningún cementerio. Mi mente estaba en las nubes. Pensando en mi iaio y como estaba guiando mi vida.

En aquella llamada telefónica, me impactó el deseo de Kris en  conocer mejor aquel señor que le impresionaba tanto, y quién era realmente. Me preguntaba cosas y escuchaba atentamente mis relatos, construidos desde una base de datos y no de un conocimiento personal de él. Nos quedó claro que esa conexión era guiada por el mismo Vicente. ¿De qué otra manera se produce este contacto, que reúne la persona que mejor le conoció personalmente de toda la gente viva en este mundo con la persona con más conocimiento de sus andaduras y aventuras, es decir, la base informática de su vida?

Después de dos horas de conversación, al final se nos hizo tarde y decidimos dejar el tema para otro rato, pactando que nos veríamos cuando yo podría hacer una escapada del trabajo para viajar a Ohio. Aquella noche cuando colgué el móvil, lloré tanto que me puse de rodillas en el piso de mi apartamento. Le hablaba a mi abuelo como si estuviera allí y miré al cielo aún sin procesar ni creer lo que estaba pasando. Me desperté la mañana siguiente y lo primero que hice fue confirmar que todo aquello había pasado en la realidad y que no fue la obra de mis sueños (aunque sí en la realidad fue la gran obra de mis sueños y mi constancia en querer realizarlos). Incluso un mes más adelante, tengo que asegurarme de que pasó todo aquello.

Aunque tardaré una vida en poder convertir en realidad aquel escenario soñado en la primera parte de esta historia, de una charla de tú a tú con mi abuelo, no tardaré mucho tiempo ya en estar con él en cierto sentido. Hoy, el viernes quince de marzo, viajo hacia Ohio para encontrarme más cerca de mi abuelo que nunca, literalmente con sus restos mortales. Eso sí, y toda una base de información, anécdotas, historias y datos que nos permitirá a Kris y yo resucitar a la figura de mi abuelo y su tío de una vez. Voy a descubrir con detenimiento y más certeza que nunca a mi iaio y a mí mismo.

4 comentarios:

  1. los sueños son para perseguirlos aunque a veces te conduzcan por caminos insospechados y equivocados, hoy mas que nunca te vale aquello que te dijeron: persigue tus sueños
    Joan

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  2. Tu andadura es increible... mucha suerte en la vida, Dean, de una granota.

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